El cannabidiol, más conocido como CBD, es una sustancia que ha ganado popularidad por sus múltiples beneficios terapéuticos. Pero, ¿cómo funciona exactamente en nuestro cuerpo?
El CBD interactúa de manera natural con nuestro sistema endocannabinoide (ECS), un conjunto de receptores a los que se unen los cannabinoides que nuestro cuerpo produce de manera endógena. A diferencia del THC, que activa los receptores CB1, el CBD tiene el efecto contrario, inhibiendo la posible hiperactividad de estos receptores.
Además de los receptores CB1, el CBD también interactúa con varios otros objetivos en todo el cuerpo. Este cannabinoide no intoxicante tiene al menos 12 sitios de acción en el cerebro y puede provocar efectos terapéuticos al activar múltiples vías a la vez.
La interacción entre el CBD y el cuerpo puede generar una sensación de relajación y mejorar el estado de ánimo. Los estudios y la evidencia anecdótica también sugieren que el CBD ofrece valor terapéutico en el tratamiento del dolor crónico, la inflamación, la ansiedad y otras dolencias.
La investigación sobre el CBD ha corroborado su efecto calmante y su capacidad para reducir la ansiedad. Estudios realizados en roedores han demostrado que el CBD parece hacer que estos animales actúen con menos ansiedad. Aunque estos estudios no involucraron a humanos, proporcionan una buena indicación de la capacidad del CBD como agente relajante.
En estudios realizados con humanos se ha demostrado que el aceite de CBD puede reducir la ansiedad asociada con situaciones estresantes como hablar en público o enfrentarse a un trastorno de ansiedad social.
Sin embargo, es importante destacar que se necesita más investigación para determinar si el CBD funciona de la misma manera en personas con trastornos de ansiedad u otras afecciones subyacentes. La mayoría de los estudios hasta ahora han involucrado dosis únicas de CBD en un entorno de laboratorio, por lo que es necesario realizar estudios a medio y largo plazo para corroborar si los efectos serán los mismos en situaciones del mundo real.
Además, las dosis de los productos habituales de CBD son pequeñas en comparación con las que se utilizan en los estudios. Por ejemplo, un estudio sobre el CBD y la ansiedad por hablar en público utilizó dosis de 300 miligramos. Otro usó 600 miligramos.
Esto indica la necesidad de realizar más investigaciones sobre la dosificación precisa del CBD para cada caso y tipo de consumidor.
En resumen, aunque todavía hay mucho que aprender sobre el CBD, la evidencia hasta ahora sugiere que puede tener un efecto positivo en nuestro bienestar general.
